miércoles, 10 de octubre de 2012

JUGARSE LA VIDA POR UN FUTURO MEJOR

LOS JUGADORES DE BALONCESTO BOSNIOS ESCAPARON DE LAS ARMAS EN 1993
Samir Avdic, que jugará en el Unicaja Málaga a las órdenes de Javier Imbroda tuvo que fingir su muerte.

La exposición a la muerte por jugar al Baloncesto.
El 3 de Abril de 1993 una expedición de jugadores de Baloncesto con Mirza Delibasic a la cabeza rompió el cerco de Sarajevo para jugar el Europeo de Alemania.
De madrugada el grupo cruzó la pista del aeropuerto de la capital de Bosnia para tomar la única ruta de salida que había en la ciudad.
Corrieron sin mirar atrás, en cualquier momento un francotirador podía ajustar su punto de mira sobre alguno de aquellos jugadores, entre los que se encontraban Samir Avdic, que jugó en el Unicaja de Málaga en la época de Javier Imbroda.
"Cruzamos la pista del aeropuerto de madrugada, corrimos como locos para escapar de las bombas y de los francotiradores, fue algo inolvidable ya que era nuestra única oportunidad, pasabas o no pasabas".
"Luego estuvimos dos noches en un Colegio, esperando un Autobús para cruzar la montaña de Igman, y posteriormente alcanzar la forntera de Croacia con Bosnia".
"Llegamos a Split durmiendo en el Autobús, y al día siguiente también de madrugada marchamos a Zagreb, y de allí a Pore, donde empezamos la preparación de cara al gran Torneo".
"Entre tanto, cuando los francotiradores se percataron de nuestra presencia, y comenzaron a disparar, tuve que fingir mi propia muerte durante unas horas, al lado de los cadáveres de unas chicas que fueron interceptadas, relataba Samir.

La vida de la ciudad se detuvo en el momento en el que comenzó un asedio permanente noche y día. Sarajevo estaba allí situada, sin contacto alguno entre sus ciudadanos, y cualquier actividad cotidiana se convertía en una heroicidad.
Sin agua, ni electricidad, la situación era tan grave que incluso se creó un manual de supervivencia que incluía una lista con los brotes de plantas que eran comestibles, una explicación de como reciclar el agua de la lluvia sin salir de casa, y la manera de fabricar sucedáneos del café y el tabaco.
La principal calle de Sarajevo, la de Mese Selimovica, paso a llamarse Avenida de los Francotiradores, allí los ciudadanos se protegían parapetados tras los blindados de la ONU si tenían que atravesar la calle, para evitar los disparos que venían de las montañas.

La travesía de los jugadores
"Se formaron dos grupos para salir de la ciudad, el mio había quedado con los Cascos Azules, que se suponía que nos iban a dejar entrar en sus coches, algo que era mentira", "tuvimos que firmar unos papeles, en el que cada uno asumía bajo su responsabilidad su salida del país".
"El llegar hasta al aeropuerto ya era complicado, porque estaba lejos, pero con suerte, la documentación, y un poco de dinero que pudimos juntar, lo logramos".
"Murieron tres mujeres que acompañaban al grupo, víctimas de las balas de los francotiradores", comentaba Mirza Delibasic.

Dos años antes, Yugoslavia había comenzado a desquebrajarse en pequeñas repúblicas independientes, sin que los jugadores tuvieran apenas tiempo, pasaron de ser compañeros y amigos en el mismo equipo, a rivales en la cancha.
En Alemania, en ese Europeo de 1993, Mirza Delibasic que actuaba como miembro de la Federación bosnia de Baloncesto, animaba a la gente a que peleara por lo que mas quiere, aunque se le pusieran muchos obstáculos en el camino.
Samir Avdic, comentaba que "era muy difícil salir de la ciudad cercada, y dejar atrás a la familia y a los amigos".
"Era mucho el tiempo sin entrenar, simplemente intentando sobrevivir, y con muchas preocupaciones en la cabeza, que hacían que competir quedará en segundo plano".
"Cuando llegó al país la noticia de que habíamos acabado en octavo lugar, el país se convirtió en una fiesta, fuimos héroes para el todos ellos, y las penas diarias, se olvidaron por un rato".





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