lunes, 19 de noviembre de 2012

LA GUERRA ABIERTA DE LOS HERMANOS BOATENG

TANTO JEROMÉ, COMO KEVIN-PRINCE SON HERMANOS Y NO SE HABLAN
Uno representa a nivel nacional a Alemania, y otro a su Ghana natal.
Tanto Kevin-Prince Boateng (AC Milán), como Jeromé Boateng (Bayern Múnich), son hermanos y ambos jugadores no se hablan entre sí.
Ambos han tomado vidas paralelas, pero desconectadas entre sí, solo el fútbol ha podido lograr un anecdótico acercamiento.
Kevin y Jeromé, hoy en día se encuentran en la cumbre del fútbol mundial, representan a dos de los clubes mas históricos, pero aunque en el trabajo han logrado la plenitud, fuera del fútbol, ambos siguen con un vacío carnal evidente.

Estos hermanos son hijos de padres ghaneses, que arrastrados por la pobreza se vieron obligados a emigrar a Alemania en los años 80.
Ambos se criaron en barrios muy distintos de la capital, Berlín.
Kevin-Prince nació en Marzo de 1987, era conocido como el hermano malo, un carácter mas irascible, era una seña del mayor de los Boateng, que tenía fama de "broncas" desde bien pequeño.
Su infancia la vivió en el barrio de Wedding, un terrorífico barrio, que como el propio Kevin define en su Biografía "tienes dos opciones, irte por el camino de las drogas, o por el del fútbol".
Jeromé nació en Septiembre un año después, se crío en Wilmersdorf, el barrio con mayor número de inmigrantes de la capital germana.
Se caracterizaba por un carácter mucho mas afable que el de su hermano, aunque también es cierto, que futbolisticamente hablando, estaba un escalón por debajo de Kevin-Prince.

Las grandes cualidades de ambos hermanos, les llevaron al fútbol base del Hertha de Berlín, y a las categorías inferiores de la selección alemana, hasta que cuando dieron el salto a la Sub-21, que se pusieron de manifiesto las divergencias educativas de ambos hermanos.
Parecía que el Hertha Berlín volvía a unir a Kevin y Jeromé, ambos hermanos parecían reestablecer una relación que desde pequeños siempre fue complicada por las diferencias conyugales de sus padres, pero el vínculo volvió a caer en barrena.

Kevin fue expulsado de la selección reiteradas veces por indisciplina, y en 2010 vertió el vaso de la paciencia de la afición germana en la Final de la FA Cup que enfrentó a su equipo, el Tottenham, con el Chelsea del emblema alemán, Michael Ballack.
Ambos jugadores mantuvieron un pique constante durante todo el partido, hasta que el temperamento de Kevin se vio sobrepasado, y propinó una dura entrada a Ballack, que apartó a este de los terrenos de juego durante seis meses, y lo peor, lo apartó del Mundial de Sudáfrica, ese mismo día, Kevin pasó a ser la persona mas odiada en el país teutón.
Kevin pareció madurar, y a partir de ahí, llegó la irrupción del mayor de los Boateng en el fútbol, la FIFA le concedió el vestir la camiseta de Ghana tras el desplante de la afición germana, fichó por un club lleno de historia, como el AC Milán, y se ha catapultado hasta el punto de ser un referente del fútbol europeo.

Todo lo contrario de excéntrico e indisciplinario de la carrera de Kevin, ha sido la trayectoria de Jeromé, que siempre se ha curtido en un ambiente de normalidad y lealtad.
Jeromé nunca ha abandonado la selección germana, pues como el reconoce, " pese a tener raíces ghanesas, su vida es alemana".
El pequeño de los Boateng, siempre ha tenido una línea ascendente en su carrera, pues del Hertha Berlín, club en el que se crío, pasó al Hamburgo, un equipo con mayores aspiraciones, donde se comenzó a convertir en un gran extremo, con buen desborde, y mucha llegada.
Sus buenos años en Hamburgo, le hicieron dar el salto al Manchester City, club contratado por un Jeque árabe, que estaba fichando a base de talonario.
No le fue todo lo bien que esperaba Jeromé en Inglaterra, y volvió a Alemania, donde una llamada de Jupp Heynckes, le hizo recalar en el todopoderoso Bayern Múnich, para ocupar la plaza de lateral derecho, una posición en la que Jeromé venía rindiendo mucho mejor.

Ambos jugadores ya han tocado la plenitud en el fútbol, alcanzando cotas muy altas, pero sus vidas entre sí, siguen siendo muy desconectadas.
En el Mundial de Sudáfrica ya se enfrentaron, Jeromé con Alemania, y Kevin-Prince con Ghana, pero tanta expectación se vio absorbida con un simple estrecho de manos, parecía que podía ser el principio de una nueva reconciliación, pero ahí quedó todo.
A escondidas se dice que ambos hermanos se ven y quedan muy a menudo, pero cierto es que esas instantáneas en el campo aún no se han visto.