viernes, 3 de mayo de 2013

LA MALDICIÓN DE BELA GUTTMAN AL BENFICA

EL JUGADOR HÚNGARO,TRAS LOGRAR MUCHOS ÉXITOS,SALIÓ POR LA PUERTA DE ATRÁS
El día de su marcha dijo, que el Benfica no volvería a ganar una Final europea, y van ya 51 años.

El Fútbol nos ofrece de vez en cuando historias que no valoramos en su justa medida con el paso del tiempo.
Hombres de enorme categoría humana, con una vida apasionante mas allá de los Estadios de juego, y que su huella permanece intacta con el paso de los años.
Una de estas historias, bien podría ser la del jugador húngaro, Bela Guttman, jugador estrella de los años 20,  y uno de los mejores entrenadores de todos los tiempos, que por haber nacido judío, buena parte de su vida, se convirtió en un sufrimiento, en una lucha extrema por vivir.

Su religión le llevó a abandonar su Hungría natal en 1921 para hacer carrera en Viena, en el Hakoah, un equipo íntegramente de religión judía.
El profesionalismo de Guttman no se había aún instalado en el fútbol, cuando su primera preocupación en aquellos tiempos, era como pagar todas sus facturas.
Para ello, formó una Escuela de baile, donde el mismo impartía clases de Danza Clásica.

El vistoso juego del modesto Hakoah, comenzó a despertar la admiración, a la vez que generaba reticencias.
En la Austria de los años 20, no fue bien acogido, que un grupo de judíos, despertará la admiración del respetado.
Su religión siempre estuvo presente, hasta el punto, de que le llevó a Estados Unidos, donde los judíos, los controlaban todos los clubes importantes.
En Estados Unidos permaneció seis años, hasta que volvió a la vieja Europa para impartir su magisterio desde los banquillos.
Guttman, paso por 19 equipos, en una extensa y exitosa trayectoria, que tuvo un vacío de seis años, ya que Guttman desapareció del mundo desde 1939 a 1945, el a su vuelta, alegó que Dios había estado con el todo ese tiempo.

Estuvo cerca de arruinar al Enschede, actual Twente, al acordar con los dirigentes unas primas multimillonarias si lograban ganar la Liga.
Los dirigentes no tuvieron problema en aceptar el reto, aún sabiendo que era casi imposible, pero el equipo peleó hasta la última jornada por alzar una liga, que al final no se consiguió y que hubiera creado la angustia en la persona de Bela Guttman.
Tras abandonar el Enschede, Guttman prosiguió su carrera en el Ujpest, de su Hungría natal, al que hizo Campeón de Liga, para mas tarde, emprender rumbo a Rumanía, donde trabajó solo a cambio de comida.
Volvió a Hungría para dirigir al glorioso Honved, en el que jugaban algunos de los mejores jugadores de la época, como Puskas, Czibor, o Kocsis, pero su fuerte carácter, chocó con el carisma de Ferenc Puskas, al parecer Puskas en el descanso de un partido contradijo una rectificación de Guttman, algo que sentó muy mal al Entrenador, que vivió esa segunda parte de aquel partido, leyendo una revista, para al concluir el partido, anunciar su marcha, Guttman entendía que si no era respetado, no hay motivos para seguir entrenando.

Paso por Italia, antes de ir a Brasil, país en el que siempre le estarán agradecidos, en 1957 hizo Campeón del Paulista al Sao Paulo, e impartió un nuevo sistema de juego, que un año mas tarde iba a copiar Feola a la Selección Nacional de Brasil ara conquistar el Mundial de 1958 en Suecia.
Los percusores de aquel 4-2-4 que consistía en que seis hombres atacaban, o otros tantos defendían, lo fundaron Marton Bukovi y Gusztav Sebes, que lo implantaron en la gran Hungría de los años 50, mas tarde Guttman lo perfeccionó, y luego Feola, lo copió.

Guttman marchó para Portugal, donde hizo Campeón al Oporto antes de hacer historia con el Benfica.
Se dice que en una Peluquería de Lisboa, Guttman comenzó a gestar el mejor Benfica de la historia, allí coincidió con brasileño José Bauer, al que ya entrenó en el Sao Paulo, quien le aconsejó que fichará a un jugador mozambiqueño del Sporting Maputo, aquel jugador era Eusebio, quien acabó firmando por el club de los encarnados.
En 1962, en Benfica conquistó la Copa de Europa al imponerse al Real Madrid por 5-3, pero una serie de discrepancias con los dirigentes del club, provocaron su salida del equipo.
Guttman se sintió maltratado por el club, y les lanzó una advertencia, que acabó por convertirse en una maldición.
Bela Guttman aseguró, que el Benfica no volvería a conquistar un título europeo, y desde entonces esa maldición se ha cumplido, pues el Benfica ha perdido las cinco finales europeas que volvió a disputar.

Tal fue el trauma que creó Guttman en el seno del Benfica, que directivos y jugadores han ido a visitarle a su tumba a Viena, pero ni aún así han logrado aún quitarse de encima esa maldición, que ya va por 51 años, y que ante el Chelsea en la Final de la Europa League, van a tener la oportunidad de quitarse de nuevo tan traumática maldición.