martes, 7 de agosto de 2012

JAVIER GÓMEZ-NOYA FIEL A SU CITA CON EL ÉXITO

EL TRIATLETA ESPAÑOL LOGRÓ LA MEDALLA DE PLATA POR DETRÁS DE BROWNLEE
Con esta medalla, el gallego se resarció de su mal puesto en Pekín 2008.
Javier Gómez-Noya ha conseguido la ansiada medalla que el Triatlón español llevaba persiguiendo desde siempre, hacía ya 12 años, cuando delante de la Ópera de Sydney, otro joven gallego llamado Iván Raña consiguió el mayor éxito español en esta disciplina, al lograr el quinto lugar y llevarse un diploma olímpico.

Tras los fiascos de Sydney 2000 y Pekín 2008, este triatleta nacido en Basilea y de padres inmigrantes, puso a este deporte en el medallero olímpico nacional con una meritoria Plata, solo le privó del metal dorado el triatleta anfitrión Alistair Brownlee, el mejor triatleta puro de la actualidad.
El Podio lo completó el hermano de Alistair, Jonathan Brownlee, que cruzó exhausto la línea de meta, pero que se colgó el Bronce.

Gómez-Noya afrontó de cara en todo momento la prueba, sin ceder ante ninguno de sus rivales.
Varga, un eslovaco, amigo de los Brownlee, fue el que endureció el tramo a nado (1,5 kilómetros), con un ritmo demoledor.
Tal fue el ritmo, que Hayes, el británico que debía eliminar a los menos hábiles en el lago, fue arrollado por la capacidad de braceo del eslovaco, que salió el primero del agua con un tiempo de (16.56), segundo salió Javier Gómez-Noya a cuatro segundos, tras ellos, el italiano Fabian y los hermanos Brownlee.

Tan duro fue el castigo, que llegó el despiste que aclaró la situación a Javier, Jonathan Brownlee, el pequeño de la saga británica, que se subió a la bicicleta antes de cruzar la raya que delimita la transición, y fue penalizado con 15 segundos a cumplir en el tramo de la carrera.
Enfurecidos por esta sanción, los hermanos británicos comenzaron a rodar contrarreloj durante dos vueltas, pero el grupo de 17 corredores, con veteranos como Riederer, Frodeno, o Docherty, terminó fusionándose.

En la carrera, los tres mejores triatletas del mundo en la actualidad, los hermanos Brownlee y Javi Gómez-Noya se marcharon desde el comienzo.
Jonathan Brownlee necesitaba abrir hueco para reducir el tiempo de su sanción, mientras Javier observaba sus permanentes movimientos.
Tal fue el sobreesfuerzo de Jonathan Brownlee, que acabó explotando, tuvo que ser asistido con suero, y perdió toda opción de lograr el Oro.
Con Jonathan Browlee fue de combate, Gómez-Noya y Alistier Brownlee se iban a jugar el Oro en un mano a mano que acabó decantándose para el británico, que se fundió en un abrazo con Gómez-Noya en el suelo cuando este cruzó la meta.


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